Hoy fue mi primer día acompañando a aquellos que llaman «sin hogar», en uno de tantos hogares de acogida que funcionan en Madrid. A este lugar llegan aquellos enfermos que no tienen esperanzas de vida, que no tienen un lugar donde pasar su enfermedad y mucho menos donde reposar su cabeza, la mayoría enfermos terminales de SIDA y de bajos recursos.
La experiencia fue un poco extraña, me enseñaron la distribución de la casa y luego me iban presentando uno a uno los que vivían en ella. Conocí a varios, caras sonrientes, caras tristes, caras sin esperanza, caras de dolor, pero más allá de sus caras habría que intentar comprender lo que pueden estar sintiendo en su interior. La cara quizás sea tan solo un pequeño reflejo de lo que verdaderamente puedan vivir por dentro. Quizás ni siquiera puedan reflejarlo. Algunos hablan y cuando lo hacen quieren compartir un rato con alguien, alguien que les pueda dar un poco de afecto en la que puede ser su última morada.
Mi misión en este primer día fue la de aprender y colaborar en lo que medianamente podía. Le dí de comer a uno de ellos, que en medio de su estado logró regalarme varias sonrisas. Si me descuidaba cuando lo limpiaba podría morderme con su boca sin dentadura, en medio de un juego alegre entre cucharada y cucharada. También pude ver cómo se acompañaban a sus camas y se les ayudaba a acostarse.
Es curioso ver cómo estas personas viven en sus rutinas diarias acompañados de desconocidos que lo poco que intentan es hacer que les sea más llevadera su situación. No sé cuántos voluntarios son en total, los que van entre semana, los que los acompañan en las noches, los de fines de semana, no lo sé, pero creo que hay algo que mueve a más de uno a continuar acompañando a estas personas.
Cuáles son las historias que hay detrás de estos enfermos?, cómo eran sus vidas? qué pasó para que sus familiares y amigos se olvidaran de ellos? A dónde se les fue la vida?
One thought on “La vida de los sin hogar”
Sabes, anoche me detuve en esta reflexión que haces sobre las personas que no tienen hogar para pasar una enfermedad tan dura como esta y tu relato alcanzó a tocar las fibras de mi sensibilidad al crear la imagen en mi mente, y si, támbien pensé en estas preguntas que plantean. Pero hoy, pensaba en la bendición tan grande que tienen estas personas, al encontrar un sitio como esté, al cual